
Dios es paciente, pero no pasivo. Su misericordia da muchas oportunidades… pero no se puede abusar de ella. Ignorar su voz, endurecer el corazón y disfrazar la incredulidad de religiosidad nos lleva al peligro de agotar Su paciencia. Aun así, Su plan sigue adelante… pero sin los que deciden darle la espalda.