
En Efesios 1:15, Pablo reconoce la fe y el amor de los creyentes, y como respuesta, ora por ellos. Su oración no se enfoca en lo material, sino en que Dios les dé sabiduría y les ilumine el corazón para conocerlo más profundamente. Esta enseñanza nos recuerda que la verdadera riqueza espiritual está en entender quién es Dios y el propósito que tenemos en Él.