
En este inquietante y fascinante pasaje, Juan Antonio Cebrián nos lleva al corazón del Imperio ruso de los zares para descubrir la figura enigmática de Grigori Yefímovich Rasputín (1869–1916), conocido como el Monje Loco, un campesino siberiano que alcanzó una influencia insospechada en la corte de Nicolás II.
Del misticismo rural al poder imperial
Rasputín, dotado de un extraño magnetismo y fama de sanador, llegó a San Petersburgo atraído por la espiritualidad y el misterio. Su capacidad para aliviar las crisis del joven heredero Alexis le abrió las puertas del palacio y el favor de la zarina Alejandra Fiódorovna.
Entre la devoción y el escándalo
Mientras algunos lo consideraban un enviado de Dios, otros lo veían como un impostor y un corruptor de la familia imperial. Su influencia política y sus excesos alimentaron la leyenda negra que lo convirtió en símbolo de la decadencia de los Romanov.
Una muerte digna de leyenda
Cebrián relata con maestría el trágico y casi mítico final de Rasputín, víctima de un complot que parecía desafiar la propia muerte. Su historia, mezcla de fe, locura y poder, quedó grabada en los últimos estertores del zarismo ruso.
Un retrato hipnótico de uno de los personajes más controvertidos y magnéticos de la historia moderna.