
En este emocionante pasaje, Juan Antonio Cebrián nos adentra en la vida de Marie Curie (1867–1934), una de las científicas más extraordinarias de la historia, pionera en el estudio de la radiactividad y doble ganadora del Premio Nobel.
Una joven polaca con sueños imposibles
Nacida en Varsovia bajo la dominación rusa, Maria Sklodowska soñaba con dedicarse a la ciencia en un mundo donde las mujeres apenas tenían acceso a la universidad. Su tenacidad la llevó a París, donde adoptó el nombre de Marie y comenzó a abrirse paso en la Sorbona con una brillantez inusitada.
La alianza con Pierre Curie
Allí conoció a Pierre Curie, con quien compartió una vida de amor y ciencia. Juntos descubrieron dos nuevos elementos, el polonio (en honor a su patria) y el radio, revolucionando la física y la química de su tiempo.
Una vida marcada por el sacrificio
Tras la trágica muerte de Pierre en 1906, Marie continuó su trabajo, consolidándose como la primera mujer en recibir un Nobel y la única en obtenerlo en dos disciplinas distintas: Física y Química. Su esfuerzo la llevó también a contribuir durante la Primera Guerra Mundial con unidades móviles de rayos X para atender a los heridos en el frente.
El precio del descubrimiento
Cebrián subraya cómo la grandeza científica de Curie convivió con un alto coste personal: la constante exposición a la radiación, desconocida en sus riesgos, minó su salud hasta provocarle la muerte en 1934.
Un retrato conmovedor de una mujer que, desafiando prejuicios y adversidades, abrió caminos para la ciencia y para todas las mujeres del mundo, dejando un legado de valor, inteligencia y perseverancia.