
En este fascinante pasaje, Juan Antonio Cebrián nos adentra en la rivalidad artística entre Henri Matisse (1869–1954) y Pablo Ruiz Picasso (1881–1973), dos gigantes de la pintura que, con estilos opuestos pero genios complementarios, marcaron el rumbo del arte moderno.
El color frente a la forma
Matisse, maestro del color y la armonía, representaba la serenidad, la búsqueda de la belleza pura y el placer visual. Picasso, en cambio, encarnaba la rebeldía y la ruptura con lo establecido, impulsando el cubismo y desafiando las normas tradicionales del arte.
Rivales y cómplices del genio
Aunque su relación estuvo marcada por la competencia, ambos se admiraban profundamente. Cebrián nos narra cómo sus encuentros y desencuentros se convirtieron en un diálogo artístico que redefinió el arte del siglo XX.
Un duelo eterno de creatividad
Más que enemigos, fueron espejos el uno del otro. Su rivalidad alimentó una era dorada en la pintura, donde el color de Matisse y las formas de Picasso abrieron caminos que aún hoy inspiran a artistas y amantes del arte por igual.
Un relato vibrante sobre cómo la rivalidad puede convertirse en el motor de la genialidad.