
En el libro de Eclesiastés encontramos que el autor después de hacer un profundo e inteligente análisis de la vida, producto de lo que ha vivido y de lo que ve en la humanidad, llega a la siguiente conclusión:
Eclesiastés 2:17 Aborrecí, por tanto, la vida, porque la obra que se hace debajo del sol me era fastidiosa; por cuanto todo es vanidad y aflicción de espíritu.