
Cuántas personas a nuestro alrededor carecen de motivación para superar una adversidad o para tomar una decisión, escuchamos tristes historias cada día y callamos frente a ellas sin imaginarnos que una palabra, un gesto, una actitud de nuestra parte pueda influenciarles y hacerles recapacitar.
El temor y la comodidad son las principales causas del porqué permanecemos callados o inmóviles ante la necesidad ajena, racionalizamos demasiado al momento de prestar ayuda o dar una palabra de consuelo o ánimo, pensamos que lo que podemos ofrecer es algo tan pequeño que no cambiaría dicha situación. Pensamos no tener tiempo para otros porque ya cuidamos a muchos en casa. Que equivocadas estamos, porque a lo largo de la historia, a través de cosas pequeñas se han logrado cambios significativos.