
Nuevos comienzos que vienen llenos de nuevos retos pero también de nuevas oportunidades. Tu hijo no sabe todo lo que viene, pero tú sí, porque ya pasaste por ahí; entonces puedes guiarlo y ayudarlo de una mejor forma. Esto me hace pensar en una hermosa promesa de Dios escrita en Salmos 32:8 “Te haré entender y te enseñaré el camino por el que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos” ¡Qué hermoso poder comprender esto! Dios es nuestra constante. En cada momento, en cada situación, Él está ahí, siempre está. Cuando comenzamos algo nuevo, con incertidumbre, ansiedad por no saber qué nos espera, podemos en nuestro corazón tener la seguridad y confianza de que Dios está con nosotras diciéndonos eso, que nos hará entender y nos enseñará ese camino.