
Una comida trampa consiste básicamente en comer lo que te apetezca, en las cantidades que te apetezca, sin miramientos. Estoy hablando del día trampa motivado por alguno de estos factores:
1. Evento social donde quieres disfrutar la comida, y de paso no ser el raro del grupo.
2. Válvula de escape psicológica, especialmente si estás en la fase de transición de ser quemador crónico de azúcar a utilizar principalmente grasa como combustible. Una vez superada esta fase la mayoría de personas notan que la mayoría de los antojos clásicos desaparecen, o cuando persisten, el ruido mental que producen es mucho menor.
A la pregunta «¿cómo de perjudicial es una comida trampa?«, mi respuesta es que depende de tu situación actual y objetivos. Si quieres perder peso y estás por encima de un 15-18% de grasa corporal (20-24% en el caso de las mujeres), una comida trampa te va a alejar más de tus objetivos que a un ectomorfo con 12% de grasa corporal que pretende ganar músculo.
Pero sea cual sea tu caso, una comida trampa de vez en cuando es inevitable, por lo que más que preocuparte, debes simplemente prepararte. Supongamos que, te apetezca o no, mañana por la noche es el día del festín épico, la madre de todos los atracones.
¿Cómo abordar la batalla? Te lo desvelo en el episodio, adelante.
Antón.