Hoy vamos a sumergirnos en un territorio que suele ser evitado, censurado o incomprendido: la depresión profunda y el suicidio. Temas que se disfrazan de tabú, de vergüenza o de silencio, cuando en realidad forman parte de la experiencia humana más honda.

El libro Tener la razón, no locura no es un manual de autoayuda ni un testimonio edulcorado. Es un relato escrito con ingenio, con crudeza y con una honestidad que desarma. Un libro que se convierte en espejo, en compañía y en legado para todos los que, alguna vez, se han sentido al borde de su propia cornisa.

Hoy conversamos con su autor, que no solo sobrevivió para contarlo, sino que eligió contarlo de una manera que toca fibras que no siempre sabemos que tenemos.

Cierre:

Hoy hemos escuchado una historia que no es solo de derrota ni de victoria, sino de humanidad en estado puro. Una historia donde la tristeza no es un defecto, sino una herida que también puede enseñarnos.

En Tener la razón, no locura, Mauricio escribe:

“Nada como la risa de un triste que se alegra, de un rompido que se cose.”

Y también:

“El problema no es romperse, sino saber recoger los pedacitos para pegarse, para recomponerse, para volverse a hacer.”

Este libro no es un manual para salvarse, pero sí un recordatorio de que, a veces, sobrevivir es un acto de rebeldía. Que el suicidio no es siempre un grito de egoísmo, sino muchas veces una súplica de descanso.

Y que estar aquí, hoy, respirando, aunque sea con las manos temblorosas, es en sí mismo un gesto de dignidad.

Gracias, Mauricio, por escribir sin filtros y por demostrar que tener la razón, tener dudas, tener miedos… no es locura. Es ser humano.