
Cuanto más alta es la vibración, más sutil se vuelve la materia, y cuanto más lenta es la vibración, más densa se vuelve. Entonces, esta energía contraída, en su origen, es la Conciencia Divina, la Luz del Ein Sof, el infinito, como se conoce en la cábala, o, también podemos decir, la Mente de Dios; cada uno puede llamarlo como le parezca más adecuado para su entendimiento. Al final, el nombre nunca lo vamos a acertar.