Es extraño y muy cierto, cuando decido cambiar parte de mí misma muere. Cambiar es vivir un duelo, por dejar lugares, personas, relaciones, situaciones.. y parte de nosotras mismas, muere en este proceso. Cambiar es vivir un duelo, por eso duele! Enfrentamos emociones que nos inundan completamente, desde la negación, miedo, rabia que nos frenan.. hasta el entusiasmo, el asombro y la perseverancia que nos empujan a avanzar. Viviendo una montaña rusa de emociones. Vivir un cambio profundo es sumergirnos en los altibajos emocionales de este proceso. Muchas veces nos enfocamos en lo externo que aprendemos a dejar ir, y ese proceso en sí mismo es complejo. Pero el verdadero duelo, es el interno y es que como dicen por ahí “la procesión va por dentro”. Porque dejar parte de lo somos, es profundamente incómodo y doloroso. Imagínate!! Dejar de ser quien eres. “dejar de ser la trabajadora”, cuando te despiden de un trabajo o cuando decides irte tu misma, “dejar de ser la esposa”, al separarte, “dejar de ser dependiente”, cuando emprendes de manera independiente. Cuantos duelos hemos vivido en nuestra vida, sin darnos cuenta. Y es que nuestro foco, por lo general se centra en lo externo y perdemos de vista este tremendo cambio interno que vivimos. El tema es que muchas veces no descubrimos que algo muere en nosotras, no aceptamos este duelo, lo oprimimos, lo ocultamos y con el tiempo emerge este dolor con una fuerza tal, que podría llegar a enfermarnos.