
Todos pasamos por momentos donde sentimos que la vida nos golpea y queremos rendirnos. A veces, la batalla más fuerte está en la mente, marcada por heridas del pasado.
Pero en Salmos dice: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores.” Dios ya preparó tu mesa. No le des lugar al miedo, la culpa o el pasado. Solo Dios tiene autoridad para sentarse ahí. Hoy, decide recuperar tu mesa. Él te invita a conquistarla de nuevo.