
Esta es una meditación para los adultos que aún cargamos con las huellas de nuestra infancia.
Un espacio de silencio y cuidado, donde tu adulto y tu niño interior puedan encontrarse sin juicio.
A través de la respiración y la presencia, te invito a regresar a ese lugar donde lo que dolió puede ser reconocido, y lo que quedó pendiente pueda empezar a sentirse acompañado.
No necesitas hacer nada perfecto, solo estar.
Porque el verdadero refugio siempre ha estado en ti.