
Estos últimos meses han sido como una montaña rusa de emociones para mí. Después de mil focos rojos que pasaba por alto, decidí visitar el psiquiatra. Yo solita reconocía que mi comportamiento era un poco auto-destructivo y que de alguna manera podía lastimar a mis personas. Saber mi diagnóstico me rompió un poco el corazón, pero al mismo tiempo me llenó el alma de calma pues descubrí que todo aquello malo que sucedió tenía una razón de ser y que no, yo no era eso. No me voy a definir por lo que he hecho ni por lo que me pasó. Tampoco me voy a definir como mi enfermedad. Soy mucho más que todo eso. Y aunque mi historia que contar habla sobre mis trastornos, hay docenas de historias más que, algún día, voy a decirle al mundo entero.
No todo es malo, aunque a veces pareciera que la vida comienza por ahí. Espero que tú también puedas contar tu historia sin miedo a que te juzguen o lastimen. Existimos muchxs que queremos escucharte. No estás solo.
Te mando un fuerte abrazo.
Ann.