Durante demasiado tiempo la maternidad interesaba solo por su impacto sobre los bebés, por las generaciones futuras del sistema. De ahí su excesiva intelectualización y medicalización. La falta de tribu. Y su consecuencia más evidente y dolorosa: la soledad. No una soledad nutritiva sino una soledad sufrida.

Que la maternidad sea una experiencia transformadora de descubrimiento, expansión y sabiduría profunda para la mujer comienza a tener relevancia en las conversaciones entre madres y sobre la maternidad solo ahora. Y de ahí la necesidad de la tribu como sostén para la madre experimentándose, explorando y atravesando este camino sería lo ideal. Por qué, lo cuento en el episodio de hoy.

Sí, la maternidad es un camino de maestría. Las tribus de hace 30 000 años lo sabían. Yo lo subrayo y lo reitero aquí y allá porque no suele hacerse en las sociedades occidentales. Y nos sentimos solas y es por la falta de tribu adecuada.

Ahora, también digo que la maternidad no es el único camino de maestría para la mujer. Pero de esto ya hablan otras grandes mujeres.