
Mentir está mal. No se miente. Mentirosa, mentiroso...
La verdad es que todas y todos mentimos. Muchísimo más que nos gustaría confesar.
Hay grados diferentes en mentiras y su impacto es distinto, y no entraré hoy en todo. Pero sí te traigo una manera bella de poder atravesar la cortina moralista del concepto de mentir para ver qué hay detrás de ella.
Primero, para tener más compasión, curiosidad y ternura contigo misma. Segundo, para tenerlo con los demás y poder gestionar estas situaciones puente, de negociación de otra manera. En especial, con tus hij@s.