
Vera Sanzol llegó con algo más de 30 años a General Villegas junto a su esposo, Eduardo Pincione. Ambos profesionales se hicieron un espacio y construyeron una vida en nuestra comunidad, que les dio la bienvenida.
Después de 42 años de profesión, Vera decidió honrar la promesa que se hizo a sí misma: dejar de ejercer cuando ya no sienta que se entrega al ciento por ciento.
La noticia desató una lluvia de repercusiones. Desde grupos de personas que se contactaron desde distintos puntos del país (y hasta del mundo) para coincidir en un regalo entre todos, llamados, mensajes, pequeños pacientes con sus familias y nuevas generaciones de pacientes que seguían pasando por el consultorio se reunieron frente a su casa para brindarle el mejor reconocimiento: un aplauso generalizado.
La médica repara. Repara vidas. Repara cosas. Todo, cualquier cosa que se rompa. Perdió a su papá en un accidente de tránsito cuando tenía 4 años y a partir de ese instante, sintió la necesidad de reparar. Y en esta cuestión de reparar vidas, era fundamental intentar reconstruir a ese padre que se fue cuando era tan chiquita.
Una vida entera dedicada a la familia, a cada lugar al que llegó con su estetoscopio, a sus amigos, que ahora dedicará tiempo a reconstruirse a sí misma, aunque seguramente, la veremos pasar con su bicicleta de tres ruedas, pedaleando por las calles de Villegas.
Feliz jubileo, es momento de cosechar la siembra.