
Hoy me empleo una agrupación educativa para los niños marginados del mundo, ahí soy de utilidad a los demás. Lo prefiero al puesto muy bien remunerado que ocupaba en una institución bancaria, en donde tenía un pensamiento binario, es decir, creyendo que las cosas son blancas o negras, buenas o malas, sin haber puntos intermedios. En cambio ahora tengo la capacidad de apreciar que la realidad se mueve entre todas las posibilidades del color, no solamente en uno.
Hoy con mi marido, mi hijo y mi perro tengo una bonita familia, ellos me acompañan en el Lupus que padezco. Sufro de las articulaciones, riñones y la circulación sanguínea. Pero no me lamento por ello, sino que prefiero observar desde lejos mis dolencias. Comprendo que no son buenas ni son malas, sino que prefiero verlas a colores, percibir la vida tal y como es, que va más allá de mi dolor.