
Se supone que un Consejero de Salud debe trabajar por la Salud de los ciudadanos. Y que ese debe ser el objetivo fundamental. Sin embargo, la embriaguez del nacionalismo puede llevar a que un consejero de brillante trayectoria profesional, como es don Manel Balcells, le lleve a desbarrar, anteponiendo los intereses nacionalistas a los de la salud de los contribuyentes, que le pagan su sueldo. De los proyectos ha pasado a las amenazas, y ya anuncia vigilantes, en un futuro, para que los médicos entren en vereda y hablen en catalán con los pacientes.