Los Caprichos del Gordo
Cuando el podcast se vuelve aún más personal, ruidoso y contradictorio.
Bienvenidos a Los Caprichos de El Gordo, ese rincón del programa donde las reglas del algoritmo, la coherencia editorial y la diplomacia musical quedan completamente a un lado.
Acá no hay lógica ni justificación: lo que suena es lo que El Gordo quiere escuchar, compartir o vomitar en el micrófono esa semana. Puede ser un demo perdido, una banda subte de Malasia, un disco olvidado de los 2000 o una rareza que mezcla black metal con folclore mongol.
Todo entra, siempre y cuando tenga alma, mugre o actitud.
¿Es elitista? Sí.
¿Es incoherente? También.
¿Es honesto? Siempre.
Porque a veces, lo mejor del metal no se entiende: se impone.
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Los Caprichos del Gordo
Cuando el podcast se vuelve aún más personal, ruidoso y contradictorio.
Bienvenidos a Los Caprichos de El Gordo, ese rincón del programa donde las reglas del algoritmo, la coherencia editorial y la diplomacia musical quedan completamente a un lado.
Acá no hay lógica ni justificación: lo que suena es lo que El Gordo quiere escuchar, compartir o vomitar en el micrófono esa semana. Puede ser un demo perdido, una banda subte de Malasia, un disco olvidado de los 2000 o una rareza que mezcla black metal con folclore mongol.
Todo entra, siempre y cuando tenga alma, mugre o actitud.
¿Es elitista? Sí.
¿Es incoherente? También.
¿Es honesto? Siempre.
Porque a veces, lo mejor del metal no se entiende: se impone.
Los Caprichos del Gordo
Cuando el podcast se vuelve aún más personal, ruidoso y contradictorio.
Bienvenidos a Los Caprichos de El Gordo, ese rincón del programa donde las reglas del algoritmo, la coherencia editorial y la diplomacia musical quedan completamente a un lado.
Acá no hay lógica ni justificación: lo que suena es lo que El Gordo quiere escuchar, compartir o vomitar en el micrófono esa semana. Puede ser un demo perdido, una banda subte de Malasia, un disco olvidado de los 2000 o una rareza que mezcla black metal con folclore mongol.
Todo entra, siempre y cuando tenga alma, mugre o actitud.
¿Es elitista? Sí.
¿Es incoherente? También.
¿Es honesto? Siempre.
Porque a veces, lo mejor del metal no se entiende: se impone.