
Don Apolinar Moscote, el corregidor, había llegado a Macondo sin hacer ruido. Se bajó en el Hotel de Jacob instalado por uno de los primeros árabes que llegaron haciendo cambalache de chucherías por guacamayas- y al día siguiente alquiló un cuartito con puerta hacia la calle, a dos cuadras de la casa de los Buendía. Puso una mesa y una silla que le compró a Jacob, clavó en la pared un escudo de la República que había traído consigo, y pintó en la puerta el letrero: Corregidor. Su primer disposición fue ordenar que todas las casas se pintaran de azul para celebrar el aniversario de la independencia nacional (...)