
Hablar de rendición en un mundo en el cual el lema que se enfatiza es empoderamiento puede parecer una controversia; sin embargo, cuando se trata de la vida cristiana no hay nada que cause más empoderamiento de nuestro ser que la entrega profunda de nuestra vida a Dios. Lo que sucede a quien se rinde en una entrega de su alma, espíritu y cuerpo a Dios es que es capaz de experimentar cada día más el poder sobrenatural de vivir en lo que Jesús solía llamar “el reino de los cielos”