
Es hermoso y, al mismo tiempo consolador, saber que el Señor conoce los corazones y sabe que la iglesia de Pérgamo habita en el mismo lugar donde “mora satanás”, con todo lo que esto implica. Reconoce que esta iglesia retiene Su nombre y no ha negado Su fe. Sin lugar a dudas, un reconocimiento que describe a una iglesia arraigada en los fundamentos de las enseñanzas de Jesús, a pesar de vivir rodeada de corrupción. Una iglesia que mantuvo esa fe aún en medio de la aflicción de lo que significó ver morir a uno de sus líderes, Antipas, quien fue obispo de la iglesia de Pérgamo, nombrado por el apóstol Juan.