
Al profundizar en el proceso de restauración que Dios lleva a cabo en la vida de cada ser humano que se vuelve a Él, hoy quisiera que nos enfocáramos en la restauración desde el estado de vergüenza y confusión hasta la honra y el honor del cual nos habla el profeta Isaías en el capítulo 61, en el verso 7. “En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo”. La restauración es el proceso mediante el cual se repara el deterioro sufrido por una estructura. Durante la reparación se restablece la estructura a su condición anterior al daño, conservando su esencia y tratando de llevarla a la gloria original. Sin embargo, en las manos de Dios, la restauración no solo pretende llevarnos al estado antes del pecado, sino mucho más allá, al estado que Él pretendió desde el principio, y que en la visión neotestamentaria, llamaríamos “la medida de la plenitud de Cristo”.