
Las bacterias son organismos vegetales demasiado pequeños para verlos sin un microscopio. Una sola bacteria redonda común no parece más grande que la punta de un lápiz, incluso después de haber sido amplificada mil veces. Dadas las condiciones favorables para el crecimiento (suficiente calor, humedad y alimento), las bacterias se multiplican a un ritmo extremadamente rápido. Por ejemplo, algunas bacterias se reproducen por simple fisión (división): una célula madura simplemente se divide en dos células hijas. Cuando la fisión tiene lugar a cada hora, una bacteria puede producir más de 18 millones de bacterias nuevas en 24 horas. Al cabo de 48 horas, habrán aparecido cientos de miles de millones de bacterias.
Este fenómeno microscópico en el mundo natural ilustra el rápido crecimiento del mal después de la Caída. Dotada de intelectos gigantes, salud robusta y longevidad, esta raza vigorosa abandonó a Dios y prostituyó sus facultades excepcionales tras la iniquidad en todas sus formas. Si bien las bacterias pueden ser exterminadas por la luz solar, los productos químicos o las altas temperaturas, Dios eligió detener aquella rebelión desenfrenada mediante un Diluvio universal.