Todas las miradas están puestas en el Tribunal Supremo, donde, por primera vez en democracia se sienta en el banquillo de los acusados el fiscal general del Estado. Un juicio inédito que Jordi Nieva Fenoll, catedrático de Derecho Procesal de la Universidad de Barcelona, ha analizado en Las mañanas de RNE con Juan Ramón Lucas, asegurando que adolece de serias deficiencias técnicas y carece de pruebas sólidas. “Repasando todas las actuaciones del juez de instrucción, que además ha empleado medios extraordinarios de investigación solo utilizados en casos de terrorismo, no se ha descubierto absolutamente nada" ha dicho. Además, el jurista ha asegurado que los indicios acumulados en favor del acusado son “abrumadores” y que, por tanto, la causa “no debería haber continuado adelante”. Según cree, el proceso debería haberse archivado en una fase temprana por falta de base probatoria, ya que, ha insistido, "no había indicios de peso para sentar en el banquillo al señor García Ortiz”. Además, Nieva Fenoll ha manifestado la gravedad de que el juicio haya llegado a celebrarse, ya que "ha habido muchas filtraciones a los medios y nunca se ha perseguido con esta intensidad. En este caso ha habido un especial empeño no en averiguar de dónde salió la filtración, sino en demostrar que la hizo el fiscal general del Estado”. Ante la posibilidad de que alguna de las partes afectadas emprenda acciones legales por presunta prevaricación contra el juez instructor, se ha mostrado prudente, y, aunque ha reconocido que la vía existe, cree que tendría “poco futuro”. El catedrático también ha señalado cómo este proceso contra el fiscal general ha puesto sobre la mesa un debate más amplio sobre los límites del poder judicial y, sobre todo, la independencia de los fiscales y el papel de los medios en la formación de opinión pública sobre causas aún abiertas: "está en juego no es solo la reputación del fiscal general, sino la confianza de los ciudadanos en que la justicia actúa con rigor y sin prejuicios”.
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