
Dios no nos llamó a vivir anclados en el pasado, sino a caminar hacia un futuro lleno de promesas. Aunque hoy no entendamos todo, podemos confiar en que Él ya está preparando lo que viene. Su plan es bueno, su camino es seguro y lo que nos espera supera cualquier expectativa.
Cuando miramos con ojos naturales, lo que viene puede parecer incierto. Pero cuando miramos con fe, descubrimos que Dios está obrando detrás de escena. Lo que nos espera no es miedo ni fracaso, sino esperanza, propósito y una herencia garantizada en Cristo.