
La mayoría de los destinos sueña con atraer al viajero foodie, pero pocos saben cómo segmentarlo de forma práctica y científicamente válida.
Nuestro estudio publicado en Tourism Recreation Research (2024) propone una forma sencilla y aplicable de hacerlo: solo tres preguntas sobre el nivel de involucramiento del viajero con la comida y bebida bastan para distinguir tres grupos claros:
🔹 Alta implicación: exploran, gastan más y eligen destino según su gastronomía.
🔹 Media implicación: disfrutan la comida, pero no la priorizan.
🔹 Baja implicación: comen por necesidad, no por experiencia.
💡 Este modelo —validado con casi 500 viajeros estadounidenses— permite a destinos, restaurantes y DMO’s identificar y atraer a los viajeros más rentables sin necesidad de análisis estadísticos complejos.