Intervenimos continuamente  para "ayudarlos" o corregirlos(as) cuando están dibujando, pintando: “¿eso qué es?”, ¿es un auto?, ¿una flor?..."mmm no, así no, eso no es de ese color" Como sintiendo que aquello que van creando tiene una forma correcta e incorrecta, como si debieran exponerlo, mostrar el dibujo a todo el mundo. En los colegios se guardan como prueba del trabajo realizado. Dibujos que terminan siendo una suerte de evaluación. Vamos generando, sin mala intención, una dependencia que tenemos normalizada y que forma un pilar fundamental de.la educación convencional. La evaluación, sobre todo de las artes, de la expresión espontánea de nuestros niñ(as), sacrifica el placer de crear por crear. Cómo hacer que nuestra contribución a la verdadera expresión de su Ser auténtico, sea simplemente  crear las condiciones para que pinten sin ser juzgados(as) y condicionados(as) continuamente por nuestra mente adulta.