
En este capítulo hablo del miedo: cómo apareció en mis entrenamientos de fuerza, cómo me hizo sentir vulnerable y cómo aprendí a verlo como parte del proceso. La vida, igual que el gimnasio, siempre nos enfrenta a nuestras debilidades. Y el miedo, en vez de frenarnos, puede ser la señal de dónde necesitamos entrenar.