
Si la felicidad es un destino, ¿por qué nunca llegamos? Nos pasamos la vida persiguiéndola en dinero, éxito o en otros. Pero, ¿y si siempre estuvo en lo simple? Aristóteles hablaba de plenitud, Séneca de paz interior.
Hoy cuestionamos esa idea de felicidad que nos vendieron. ¿Es realmente nuestra?