
La Trinidad del Paraíso original y eterna es existencial y era inevitable. Esta Trinidad sin principio era inherente en el hecho de la diferenciación de lo personal y lo no personal por la libre voluntad del Padre y se factualizó, se hizo realidad, cuando su voluntad personal coordinó estas realidades duales por medio de la mente. Las Trinidades post-Havona son experienciales —son inherentes en la creación de dos niveles subabsolutos y evolucionales de manifestación poder-personalidad en el universo maestro.