
¿Alguna vez te has detenido a sentir cómo fluye el tiempo por tu cuerpo? En este episodio, me aferro a mi lapicero como si fuera un cinturón de seguridad para empezar un viaje hacia adentro. Una reflexión sobre las arrugas que llegan, el legado que (quizás) no dejaremos y la paz que se encuentra al abrazar nuestra propia mortalidad. Esta no es una oda a la muerte, es una invitación a encontrar el sabor extraordinario de la vida en los momentos más cotidianos.