
En una página brillante de la historia musical y social de Elche, la banda “Blanco y Negro” protagonizó una visita memorable a Orán, convertida en símbolo de fraternidad hispano-francesa, arte musical y hospitalidad. Aquel viaje, marcado por la emoción y la elegancia, comenzó en la madrugada de un sábado, cuando el vapor Tintoré atracó en el muelle de la Trasatlántica.
La colonia española se volcó en un recibimiento entusiasta. Avenidas repletas de compatriotas y autoridades —el cónsul y vicecónsul, la Cámara de Comercio Española, la Musique Civile y la Association Artistique— aplaudieron la llegada de los músicos ilicitanos, acompañados por símbolos de afecto: una lira donada por los obreros de la fábrica de alpargatas del Sr. Abensour, portada por dos jóvenes con los colores blanco y negro, y una corona ofrecida por los operarios del Sr. Quiles, ambas adornadas con cintas de España y Francia.
El encuentro musical fue también un acto de hermandad. A la Marcha Real respondieron los ilicitanos con La Marsellesa, gesto que selló el espíritu del viaje. El director D. Camilo Blasco expresó que no venían a buscar laureles, sino a sembrar simpatías.
Durante los concursos, la banda brilló. En la prueba de lectura a primera vista superaron con solvencia una fantasía difícil, y en el concurso de interpretación emocionaron con El Capitán y el pasodoble El Puñao de Rosas, que se convirtió en emblema del viaje. El presidente del jurado, M. Parés, pidió incluso la partitura. Llegaron los premios: Primer Premio en Lectura a Vista, Primer Premio en el Concurso de Honor con corona de bermejo y 2.000 francos, y mención especial al director.
Más allá de la música, la visita fue un canto a la amistad. El ilicitano D. Rafael Niñoles ofreció una entrañable reunión en su casa en honor a los músicos. Allí, entre risas y afecto, se sirvió un arroz con costra perfectamente ejecutado, que despertó vítores y recuerdos. El brindis con champaña selló el momento: Orán acogía a los ilicitanos como hijos.
En el banquete oficial en el Aquarium se les entregó un artístico cuadro joya, y el alcalde de Orán elogió la “raza española”. D. Tomás Alonso, alcalde de Elche, respondió emocionado y donó cien francos para los pobres de Orán. La expedición incluyó también una visita al Hospital Civil, donde D. Vicente Santacruz realizó una generosa entrega, y la presencia de D. José Samper, que viajó expresamente desde Elche, añadió solemnidad al encuentro.
A su regreso, la banda publicó un emotivo llamamiento para ayudar a las víctimas de una catástrofe en el Boulevard Seguin de Orán. Planeaban recorrer las calles de Elche para recoger donativos junto a músicos y estudiantes. En Orán, una velada benéfica incluyó una nueva interpretación de El Puñao de Rosas por la Estudiantina Africana, consagrando su estatus de himno del viaje.
Como gesto de gratitud, M. Trnig, director de la banda del Regimiento de Zuavos, dedicó varias partituras a los ilicitanos. En Elche se prepararon festejos con música francesa y española, y un banquete de hermandad. La ciudad celebraba a Orán, ya considerada “la acera de enfrente”.
Así fue la visita de la banda “Blanco y Negro”: música, civismo, hospitalidad… y un arroz con costra que, entre notas y abrazos, supo sellar una amistad para la historia.