
El sentido de nuestras vidas no está en lo que hagamos o dejemos de hacer, en lo que logramos o dejamos de lograr, el verdadero sentido de la vida está intrínseco en nuestro corazón el cual le pertenece a Nuestro creador, quien nos hizo con propósito aunque nuestra mente finita no alcance a entender o a comprender cada una de las cosas que nos suceden.