
En 1973 llegó Guillermo Pinilla con una mesita, una sombrilla y algunas piñas a una esquina vial del municipio de Floridablanca. Su chaza se convirtió en un punto referencial importante para los ciudadanos, allí llegaban los buses y las personas disfrutaban de las comidas que podían encontrar en el lugar. Pare Papi Quiero Piña, es para los santandereanos, la referencia geográfica más clara que un gps.