
Hay una libertad más grande que el perdón… y es la responsabilidad.
Porque mientras culpas a otros por tu dolor, tu pasado o tu estancamiento,
sigues prisionero de lo que te hicieron.
En Ezequiel 17 y 18, Dios confronta al pueblo que vivía echándole la culpa a sus padres por su miseria:
“El alma que peque, esa morirá.”
Con esas palabras, Dios rompe una cadena generacional de victimismo espiritual.
Y en 1 Pedro 2, Pedro nos recuerda que ya no somos víctimas del pasado, sino portadores de propósito.
Somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa.
Ya no hay excusas: si Dios te eligió, también te capacitó.
🧠 La neurociencia confirma que cuando asumes responsabilidad, tu cerebro deja de operar en impotencia y empieza a generar libertad mental.
Y lo mismo pasa en lo espiritual: cuando asumes, maduras.
💭 “La madurez comienza el día que dejas de buscar culpables.”
🎧 Escucha este episodio y deja que Dios te enseñe que el crecimiento no se siente bonito… pero se siente libre.