
Vivimos en una generación que habla mucho de fe,
pero poco de obediencia.
Ezequiel 7–8 y Santiago 2 nos revelan que Dios no busca una fe que se diga, sino una fe que se viva.
El pueblo en tiempos de Ezequiel tenía templos, ritos y canciones…
pero su corazón estaba lleno de ídolos.
Y Santiago nos recuerda que la fe sin acción está muerta,
porque creer sin obedecer no transforma nada.
🧠 La neurociencia confirma que la coherencia entre lo que creemos y lo que hacemos
genera bienestar y enfoque, mientras la incoherencia produce ansiedad y desgaste emocional.
Así también en lo espiritual: una fe sin obras agota el alma.
“La fe que no te cambia, solo te engaña.”
🎧 Escucha este episodio y deja que el Espíritu Santo te enseñe
a vivir una fe que se ve, se siente y se nota en todo lo que haces.