En 2 Crónicas 29–30, el rey Ezequías abre las puertas del templo y limpia lo que otros habían dejado corromper. En Romanos 3, Pablo declara que todos hemos pecado, pero hay gracia para el que confiesa. Y en Proverbios 28, Dios deja claro: el que encubre su pecado no prosperará.
Este episodio es una invitación valiente: sacar a la luz lo que te está consumiendo en la sombra.
Si estás cansado de fingir, si sabes que algo adentro necesita ser sanado, este mensaje es para ti.
Dios no espera perfección… solo un corazón que decida abrir las puertas.
Aquí no solo leemos la Biblia… dejamos que la Biblia nos lea a nosotros.