
La raíz de todos nuestros dolores, preocupaciones y ansiedades es nuestra separación del Ser. Ese dolor, hubo un tiempo en que ese dolor estaba vivo dentro de nosotros y seguía esperando a que entráramos dentro para poder unirnos con lo Divino. Nunca entramos dentro y entonces ese dolor se durmió, y ahora ya no podemos sentirlo y estamos viviendo vidas de miseria.