
Vivimos en un mundo que nos empuja a la inmediatez: respuestas rápidas, resultados inmediatos y la búsqueda constante de soluciones afuera. En ese correr, nos desconectamos de nuestro cuerpo, de nuestros procesos y de nuestra verdad interna. La urgencia se convierte en un hábito que nos enferma, porque evitamos la paciencia, la observación y el silencio que nos permiten habitar nuestra propia vida.En este episodio reflexiono sobre cómo aprender a sostenernos en los procesos, cómo volver a nuestro cuerpo y cómo dejar de definirnos a través de etiquetas externas para empezar a escucharnos y reconocernos desde adentro.