
A veces, después de tanto buscar, de tomar decisiones difíciles, de soltar lo que dolía, llegamos al lugar que alguna vez soñamos. Logramos salir de vínculos tóxicos, de trabajos que nos apagaban, de ciudades que no vibraban con nuestra alma. Y, sin embargo, algo dentro se incomoda. Aparecen el miedo, la culpa, el autoboicot. Porque el bienestar también es un territorio desconocido.
En este episodio reflexiono sobre lo desafiante que puede ser sostener la felicidad, sobre cómo habitarnos en espacios donde ya no reina la queja ni el dolor. Porque hemos aprendido a sobrevivir, pero no siempre a recibir. A defendernos, pero no a confiar.
La verdadera felicidad no está en lo que conseguimos afuera, sino en el proceso interno que nos permite quedarnos ahí. Sostener la paz, permitirnos el gozo, aceptar que merecemos lo elevado y amoroso, también es parte del juego de la vida.
Te invito a escucharte, a cuestionarte, a reflexionar. Porque a veces el verdadero salto no es irse, sino quedarse donde siempre soñaste… y empezar a habitarlo.