
En los días de Harún al-Rashid, califa de Bagdad, un porteador (el que transporta las mercancías por los demás en el mercado y en toda la ciudad) se sienta para descansar en un banco, fuera de la puerta, de una casa de un rico comerciante, donde se queja a Alá de la injusticia de un mundo que permite a los ricos vivir en la facilidad, mientras que él debe trabajar y, sin embargo, sigue siendo pobre. El propietario de la casa le está escuchando, lo llama y ahí se encuentran ambos: Simbad, el rico, y Simbad, el pobre. El rico le cuenta cómo se convirtió, "por Fortuna y Destino", en el curso de siete viajes maravillosos.