
El dolor pasa y las heridas sanan.
Tal vez hoy sientas que tu dolor no tiene fin, que jamás volverá el gozo y la felicidad; Tal vez te atormenta pensar en el futuro y sientes incertidumbre de todo lo que te rodea; Tal vez las lágrimas te parecen interminables y añoras los momentos felices.
Él sana nuestro dolor y es bálsamo para nuestro corazón, revive la fe que ha desfallecido, renueva nuestras fuerzas como el águila y es fuente de vida para el sediento.