
Gabriel Reyes parado frente a la ruleta automática del casino del Hipódromo de Palermo supo que debía apostarlo todo al cero, sabía que el cero iba a venir, aquel no-número que imaginaron los árabes y que en nada modifica al número mágico de la rueda de Pascal. Desconocía que el tiempo no es lo más valioso que se perdía en ese lugar. El hombre apostaba fuerte y perdía. Perdía y perdía. Perdía sin pausa. Se le notaba en la mirada también perdida. No se daba cuenta, que en ese lugar solo se va a perder, que solo cuando se pierde todo uno se vuelve sereno a su casa, si es que no la perdió aun.
Ilustración: @matibustoslucero / Música: @tincheaste / Voces: @majoquinteros y sgobruno
Este episodio es presentado por @werjmanlibreria