Cuando te identificas con tu parte física, emocional y mental, te sumerges en una búsqueda interminable y sin sentido de repulsiones y atracciones, dedicas tu vida a satisfacer lo que a tu parte mortal o cuerpo le atrae o a evitar aquello que rechaza y no desea. El estar constantemente intentado satisfacer al cuerpo físico, emocional y mental es una tarea desgastante y peligrosa, del mismo modo el pretender evitar todo aquello que no te gusta, desemboca tarde o temprano en frustración y sufrimiento. Nos llenamos de expectativas y la vida se convierte en un espejismo de ideales y de creencias acerca de como deberían ser las cosas y de como debería ser la vida. Una vez que eres consciente de tu verdadera esencia, el mundo y tu realidad se transforman, el sufrimiento desaparece por completo y es el amor el que te inunda y se expande por todos los rincones de tu vida. Una vez que recuerdas quién realmente eres, nada vuelve a ser igual.