Poco antes de la medianoche del 15 de septiembre de 2023, cuatro hombres encapuchados y vestidos completamente de negro caminaron por un callejón al norte de la plaza central de Santa Rosa de Copán, uno de los municipios más grandes del occidente de Honduras.
Uno de ellos se adelantó en la oscuridad hasta quedar bajo la luz de un poste cercano. Luego se detuvo frente a la casa del ambientalista Ramiro Lara, sacó una pistola y disparó 22 veces contra la vivienda.
Lara y su familia dormían adentro, y una de las balas atravesó una ventana del segundo piso, en la que colgaba la bandera de Honduras. Más de una docena de proyectiles dejaron marcas en el marco blanco y en la pared pintada de color marrón. Cuando la policía llegó a la mañana siguiente, encontró una pila de casquillos de bala esparcidos frente a la casa.
Pagar para destruir: cómo el crecimiento de una ciudad alimenta la corrupción y la destrucción ambiental en el occidente de Honduras | Escrito por Parker Asmann y leído por Daniel Reyes.
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