
En pleno siglo XXI, solo se ha acomodado la forma de construir la realidad en beneficio de unos pocos, es aberrante como la utilización del lenguaje, la educación, la salud y las estadísticas segmentadoras nos posicionan dentro de la masa al servicio de la clase dominante, le es fácil con todo a su favor no perder los privilegios y perpetuar la desigualdad.