
Gabriela Sánchez fue víctima de la masacre del norte de Coahuila, uno de los episodios más dolorosos en la historia del país. Hasta la fecha, este caso no es tan conocido como uno supondría. Mucho se ha investigado sobre el rol de las autoridades mexicanas, pero poco se sabe sobre el papel que jugó la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Este episodio, busca indagar en la responsabilidad que tienen las agencias de seguridad estadounidenses en episodios de violencia que han generado graves violaciones a derechos humanos en México.